JAPÓN

En estos días en los que una catástrofe de dimensiones incalculables asola Japón, permitidme hacer algunas reflexiones.

En primer lugar, permitidme mostrar mi enorme admiración por un pueblo que sabe mostrar tanta entereza ante la adversidad. Ni un solo pillaje, ni un solo saqueo a bienes ajenos. Los niños japoneses, desde muy pequeños son enseñados en la gran verdad que el bien común está muy por encima del individual, en la solidaridad, (no estaría mal que aprendiéramos de ellos). Las personas huyen de los lugares "calientes", pero en perfecta armonía y con una educación y un respeto hacia su prójimo que, verdaderamente, me produce asombro. Largas colas para aprovisionarse de gasolina, para coger un autobús o un tren o para recoger un bien tan preciado y de primera necesidad como es el agua, sin un solo incidente. El gobierno ha decretado cortes de energía eléctrica intermitentes para ahorrar energía y no hay un solo ciudadano japonés que no respete tales órdenes. Lo más grande es que lo hacen del mejor grado por el bien del país.


Frente a los catastróficos análisis efectuados por dirigentes europeos, (hay algún imbécil que ha calificado la situación como "el apocalipsis"), ellos muestran una serenidad rayana en el estoicismo. Se ve, que ser imbécil no es sólo patrimonio de nuestros dirigentes. Frente a las lamentaciones europeas sobre "como puede incidir en nosotros esta catástrofe sin precedentes", ellos, pese a las recomendaciones de sus empresas para que no vayan al trabajo y se queden en sus casas, ocupan su puesto de trabajo a la hora en punto y ello por el bien de su empresa y su país.


Hoy he visto con infinito desprecio como estos "ecologistas" de pacotilla, de vía estrecha, de tertulia, se cebaban contra Japón por sus cincuenta y tres centrales nucleares, de las que sólo una ha sufrido las consecuencias de un embate gigantesco de la naturaleza contra el que nada se puede hacer, ignorando y omitiendo que hay más de diez mil muertos yaciendo en aquellas queridas tierras y no precisamente por radiación nuclear. Entérense ecologistas de pacotilla, de vía estrecha, de tertulia y entérense nuestros dirigentes también "ecologistas" que contaminan el aire de nuestro país hasta hacerlo irrespirable, robando el dinero, por ejemplo, en una cifra de ciento veinte mil millones de las antiguas pesetas, (que es nuestro dinero), destinados a las personas sin trabajo, para quedárselo y regalárselo a los amiguetes con ERES corruptos y fraudulentos, que la energía nuclear es la mejor, más barata y más segura de todas las clases de energía y que, si se quieren satisfacer las necesidades de energía que demanda la ciudadanía, no hay otra solución. Lo que es insostenible es que el ochenta por ciento de la energía que consumimos tenga que ser importada a precios abusivos.


El futuro es impredecible. Pinta muy mal para la central nuclear japonesa. Pero que nadie dude que Japón se levantará una vez más de sus cenizas. Es un pueblo indómito que tiene sus objetivos muy claros. Y, una meta, es el arma más poderosa para alcanzar el éxito, pese a todos los infortunios que se puedan sufrir. 

Que nadie olvide que un país pequeño, con ciento veinte millones de habitantes, que no tiene nada, no hay materias primas, ha sabido colocarse como tercera potencia económica mundial, haciendo las cosas como deben hacerse. Bien y con amor.


Por todo ello, con mi admiración, mi mayor respeto, mi apoyo incondicional y mi cariño más sincero,

¡¡¡LARGA VIDA A JAPÓN!!!