¡POR LOS PELOS!

Ésto de ser alto, siempre ha tenido sus ventajas. Las chicas siempre nos han preferido altos y fuertotes, como yo, los olores flatulentos llegan más tarde a nuestra pituitaria que, quieras o no, siempre da cierta ventaja, en las grandes concentraciones de personas siempre ves lo que está ocurriendo mientras otros te preguntan, "¿qué pasa, qué pasa?", en los servicios públicos llegas a miccionar sin ninguna dificultad, mientras otros tienen que dar saltos y miccionar a plazos en esos "miccionaderos" adosados a la pared a cierta altura, el aire es más puro, por no mencionar otras múltiples ventajas.

Pero algo debe estar cambiando y me temo lo peor. El otro día, iba yo caminando tan tranquilo por la calle, cuando casi me dejo la sesera en este gálibo que, muy amenazante, pretende avisar que no tolerará una altura superior a 1'88 metros. Probé con mucha prudencia la veracidad del aviso y, efectivamente, pude pasar, ya que "sólo" mido 1'85. Si llego a llevar los tacones de aguja que visto en las fiestas, me destrompo. (Ni por un momento penséis eso de que me dejo los cuernos, ¿eh?).

¿Será que los bajitos han tomado el poder?

¡Díos nos asista!



Nota.- Estimados amigos:

Debido a unos asuntos personales ineludibles, me veo obligado a suspender la publicación de entradas en "El Visor Indiscreto" por unos días, así como tampoco me será posible comentar las entradas en vuestros blogs.

Si todo se desarrolla con normalidad, mi ausencia no será muy larga. Lo que queda de esta semana y, tal vez, toda la siguiente. Eso sí; no dudéis que volveré con bríos renovados para azotar vuestra merecida tranquilidad con mis demenciales historias. ¡Ja, ja, ja, ja!

Os ruego que me perdonéis por esta ausencia, muy feliz por otra parte, esperando que no os olvidéis de mi.

Besos y abrazos bien repartidos, que os conozco.